Hay que llorar, pues las lágrimas lubrican y protegen los ojos

Hay que llorar, pues las lágrimas lubrican y protegen los ojos




 "A veces llorar parece tonto, pero muchas veces las palabras no pueden decir lo que las lágrimas pueden expresar.


¿Cuántas veces ha llorado alguna de las partes en nuestra sala de mediación? ¿Cuántas veces has pensado en que no eran lágrimas sentidas? ¿Cómo actuaste? ¿Se aceleró tu respiración? ¿Casi lloras tú?.


El llanto se asocia tradicionalmente a debilidad. Pero reprimirlo no es algo positivo porque las lágrimas deben ayudan a gestionar el estado emocional.

Llorar lubrica y protege los ojos

Las ganas de llorar es la respuesta del organismo que permite que las partes expresen y liberen su estado emocional.


çAunque mayoritariamente se asocia a sentimientos negativos como la pena, la tristeza, la impotencia, la melancolía, la rabia o el dolor, hay también algunas vivencias positivas que pueden hacer aflorar las lágrimas tales como el agradecimiento, la alegría. El llanto es la manifestación de un estado emocional.


Llorar tiene la utilidad positiva en algunos casos, de mejorar el estado de ánimo de la parte que llora. Depende de la situación. Hay una variable que parece ser decisiva para conseguir ese aspecto positivo, que la persona que esta llorando reciba apoyo durante esos momentos.


Pueden buscan suscitar empatía en la otra parte o en el mediador. Llorar delante de terceros provoca que nos presten más atención. Lloran y observan las reacciones de los demás…


Respecto a los aspectos fisiológicos, el llanto hace que se liberen dos hormonas: los opiáceos y la oxitocina. Ambas tienen la capacidad de hacer que el dolor no sea tan fuerte. Además las lágrimas lubrican y protegen los ojos.

 



5 beneficios de llorar 


Fuente de hidratación

Existen tres tipos de lágrimas: las emocionales, las reflejas (cuya función es proteger el ojo cuando, por ejemplo, cortamos cebolla) y las basales. Estas últimas son las lágrimas que segregamos de forma permanente para mantener el ojo hidratado. No obstante, una dosis extra de hidratación nunca viene mal, y esta llega a través de las otras dos clases de lágrimas. Limpian, lubrican y oxigenan la córnea, lo que en términos generales significa que cuidan nuestra visión.


Fuera estrés

La experiencia nos dice que cuando lloramos movidos por una emoción, habitualmente negativa, nos sentimos mejor, más relajados y menos preocupados. Y la ciencia lo confirma. Un estudio procedente de Minnesota (Estados Unidos), liderado por el doctor William H. Frey II, reveló que las lágrimas que derramamos fruto de las emociones contienen altas dosis de adrenocorticotropina, una hormona relacionada con el estrés. También liberan prolactina y leucina encefalina, un analgésico natural. De ahí que cuando lloremos nos sintamos inmediatamente mucho más tranquilos: las lágrimas reducen el estrés y calman el dolor. Es cuestión de química. De hecho, la composición de la lágrima varía en función de la emoción que la provoque, según comprobó en el microscopio la fotógrafa Rose-Lynn Fisher.


Adiós al mal genio

Otra ventaja de llorar es que con las lágrimas liberamos manganeso. Los altos niveles de manganeso en el cuerpo provocan fatiga, irritabilidad, depresión y ansiedad, por lo que reducir la cantidad de manganeso equivale a aplacar el mal genio. Y el mal genio va ligado al estrés, a la tristeza, a los pensamientos pesimistas…


Llorar es el primer paso para superar el dolor

La química es en gran parte responsable de que llorar nos alivie cuando sentimos pena o dolor. Pero no es la única razón. Cuando lloramos como reacción a una emoción negativa, transformamos esa negatividad en algo tangible, algo que podemos manejar, algo a lo que podemos hacer frente. Y lidiar con cosas tangibles es siempre más fácil que con emociones que no terminamos de definir bien. Es decir, llorar es el primer paso para superar el dolor.


Hablar con los ojos

Habitualmente lloramos en soledad, por temor a que otros nos vean o simplemente porque es cuando estamos solos cuando sentimos la necesidad de desahogarnos. Pero lo cierto es que llorar en compañía es una forma efectiva de comunicarnos, de expresar nuestros sentimientos, y por tanto de que el grupo (de amigos, de familiares, de colegas de trabajo) funcione mejor. Dicho de otro modo, las lágrimas nos ayudan a conectar con otros, crean un vínculo que mejora la comunicación.


Llorar, por tanto, es bueno. Mucho más si estás preocupado, dolido o estresado por alguna situación negativa. En ese caso, intentar tragarse las lágrimas te debilitará, ya que mantener las emociones a raya es complicado: requiere mucho esfuerzo, esfuerzo que se traduce en ansiedad, irritabilidad, estrés… y que incluso puede derivar en enfermedades cardiovasculares. Es como si cargaras con una gran piedra, piedra que sólo soltarás cuando des rienda suelta a tus lágrimas.


Eso sí, aunque llorar es un proceso saludable, en el caso de las personas que sufren trastornos del humor como por ejemplo una depresión, las lágrimas les harán sentirse peor. El resto, ¡dejadlas correr!

 

 

 

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